¡ Así como se va a arreglar el país ! ¿ Cuando se ha visto que un grupo de ciudadanos, en aparente estado de buena salud física y mental, de edad que cuanto menos podríamos llamar adulta, padres algunos de ellos o al menos con mujeres madres, se comporten de manera tan irresponsable e insolidaria ? Con la que está cayendo, ¿ puede uno echarse al monte alegremente y olvidarse de sus sagradas obligaciones consumistas ? ¿Es que estos de pasetapaset no se han enterado que el día 7 de Enero es de obligado cumplimiento el personarse en el ávido maremágnum de las rebajas y tirar de tarjeta aunque el bolsillo esté mas escurrido que la fregona ?
Pues no solo eso, sino que despreciando nuestros increíbles regalos de Reyes (Ferraris, Rolex, Lotusse,… por suerte ninguna de esas espantosas muñecas de moda este año) nos reunimos como de costumbre para iniciar el año senderista con una preciosa ruta antiturronera. No se molesten los de Xixona, al contrario, precisamente por que nos gusta mucho y hemos acumulado sus productos estos días en nuestra cinturitas de avispa es por lo que había que combatir sus efectos.
Salimos pues, e incluso llegamos, hacia Albalat dels Tarongers. ¡ Ya os imagináis lo primero que hicimos ! Sacar “les taronges” y hacer la obligada ofrenda a los dioses. Sin mas iniciamos un peligroso cruce de puente, no por el puente, bastante sólido, sino por los coches. Después de cruzar la rotonda, iniciamos la ruta entre pinos, subiendo en dirección al Garbí. Pronto lo veremos, imponentes cortados, al frente. Sorteamos el fiero ataque, acústico mayormente, de unos chuchos pequeños pero matones, y llegamos a un área recreativa, con fuente y todo, donde damos cuenta del almuerzo con cierto remordimiento mientras comentamos los michelines turroneros. Lola y Anselmo nos deleitan con una exhibición de Tai Chi, el milenario arte marcial chino.
Cruzamos la carretera, cuidando de no atropellar ningún coche, y ascendemos hasta la fuente de La Murta, umbría pero seca, y seguimos en fuerte ascensión para llegar al Morró, con su pequeño y coqueto refugio, y gozosas vistas sobre Estivella y el valle del Palancia. Seguimos el camino dejando a la derecha el que conduce a La Mola, que contemplamos (exuberante de salud, después de la cura que le hicimos en la carie) mientras ascendemos al Xocainet. Desde la cumbre tenemos una esplendida panorámica en derredor, vemos toda la costa y hacia el interior, al SO, una enorme columna de humo blanco. ¿ Habrá explotado Coherentes ? ¿ O estarán asando sardinas a lo bestia ?
Disfrutada la cumbre nos dirigimos a la Redona. ¡Somos insaciables, como Casanova, pero variedad conejo de monte! Nueva subida, grandes vistas, fotos, y a bajar. ¡Que dura vida la del senderista! Y los de las rebajas gastándose la pasta antes que nos recorten más… Camino ya del pueblo atravesamos el Barranc de Merles, que nos sorprende por lo frondoso y encantador, mágico incluso. Diríase que nos habíamos internado en alguno de esos bosquecillos de la cornisa cantábrica. Seguimos a buen paso hasta la autovía, que pasamos por bajo, y chapoteamos de lo lindo en el barro del túnel de la antigua vía minera.
Ya en el pueblo le arreglamos el día al bar-restaurante con el consumo de unas jarras de cervezas y unas aceitunas. La comida la nuestra, que el país no esta para dispendios. Le dejamos algo de propina y un barrizal en el que podrá cultivar patatas.
Repartidas “les taronges”, nos despedimos y volvemos contentos y relajados a la ciudad frenética. ¿ Quedará algo en las estanterías ?
EMPECINADOS E INCORREGIBLES
ResponderEliminar¡ Así como se va a arreglar el país ! ¿ Cuando se ha visto que un grupo de ciudadanos, en aparente estado de buena salud física y mental, de edad que cuanto menos podríamos llamar adulta, padres algunos de ellos o al menos con mujeres madres, se comporten de manera tan irresponsable e insolidaria ? Con la que está cayendo, ¿ puede uno echarse al monte alegremente y olvidarse de sus sagradas obligaciones consumistas ? ¿Es que estos de pasetapaset no se han enterado que el día 7 de Enero es de obligado cumplimiento el personarse en el ávido maremágnum de las rebajas y tirar de tarjeta aunque el bolsillo esté mas escurrido que la fregona ?
Pues no solo eso, sino que despreciando nuestros increíbles regalos de Reyes (Ferraris, Rolex, Lotusse,… por suerte ninguna de esas espantosas muñecas de moda este año) nos reunimos como de costumbre para iniciar el año senderista con una preciosa ruta antiturronera. No se molesten los de Xixona, al contrario, precisamente por que nos gusta mucho y hemos acumulado sus productos estos días en nuestra cinturitas de avispa es por lo que había que combatir sus efectos.
Salimos pues, e incluso llegamos, hacia Albalat dels Tarongers. ¡ Ya os imagináis lo primero que hicimos ! Sacar “les taronges” y hacer la obligada ofrenda a los dioses. Sin mas iniciamos un peligroso cruce de puente, no por el puente, bastante sólido, sino por los coches. Después de cruzar la rotonda, iniciamos la ruta entre pinos, subiendo en dirección al Garbí. Pronto lo veremos, imponentes cortados, al frente. Sorteamos el fiero ataque, acústico mayormente, de unos chuchos pequeños pero matones, y llegamos a un área recreativa, con fuente y todo, donde damos cuenta del almuerzo con cierto remordimiento mientras comentamos los michelines turroneros. Lola y Anselmo nos deleitan con una exhibición de Tai Chi, el milenario arte marcial chino.
Cruzamos la carretera, cuidando de no atropellar ningún coche, y ascendemos hasta la fuente de La Murta, umbría pero seca, y seguimos en fuerte ascensión para llegar al Morró, con su pequeño y coqueto refugio, y gozosas vistas sobre Estivella y el valle del Palancia. Seguimos el camino dejando a la derecha el que conduce a La Mola, que contemplamos (exuberante de salud, después de la cura que le hicimos en la carie) mientras ascendemos al Xocainet. Desde la cumbre tenemos una esplendida panorámica en derredor, vemos toda la costa y hacia el interior, al SO, una enorme columna de humo blanco. ¿ Habrá explotado Coherentes ? ¿ O estarán asando sardinas a lo bestia ?
Disfrutada la cumbre nos dirigimos a la Redona. ¡Somos insaciables, como Casanova, pero variedad conejo de monte! Nueva subida, grandes vistas, fotos, y a bajar. ¡Que dura vida la del senderista! Y los de las rebajas gastándose la pasta antes que nos recorten más… Camino ya del pueblo atravesamos el Barranc de Merles, que nos sorprende por lo frondoso y encantador, mágico incluso. Diríase que nos habíamos internado en alguno de esos bosquecillos de la cornisa cantábrica. Seguimos a buen paso hasta la autovía, que pasamos por bajo, y chapoteamos de lo lindo en el barro del túnel de la antigua vía minera.
Ya en el pueblo le arreglamos el día al bar-restaurante con el consumo de unas jarras de cervezas y unas aceitunas. La comida la nuestra, que el país no esta para dispendios. Le dejamos algo de propina y un barrizal en el que podrá cultivar patatas.
Repartidas “les taronges”, nos despedimos y volvemos contentos y relajados a la ciudad frenética. ¿ Quedará algo en las estanterías ?
¡ Portaos bien y no os metáis en líos chic@s !