¿ Ha quedado alguien en este país sin hacer puente ? O puentes, porque la semanita daba para tres; como andamos sobraos…Pues para chulos los de pasetapaset. Decidimos hacer un puente entre Serra y El Garbi. Aéreo, para que fuera más emocionante. - Pero si somos senderistas…objetó alguno. - Bueno, vale, haremos la ida a pie y la vuelta volando, consensuamos.
Así que ocho componentes del grupo partimos del lugar acostumbrado y a la hora convenida (más o menos) dispuestos a una nueva y exclusiva aventura. Subir al Garbi no es la bomba, de acuerdo, pero bajar volando no lo ha conseguido nadie, al menos vivo, que se sepa.
Pasado el veraniego pueblo de Serra cogimos el camino forestal que nos llevaría, superando peligrosos socavones y charcas, hasta la Fuente Umbría, donde dejamos los coches. Deliciosas mandarinas al coleto, y a subir por un precioso camino entre verdes pinos, carrascas, brezo, aliga y romero.
El almuerzo fue singular: en una ermita abandonada, sentados en sillas de enea y después de recibir la bendición pascual (Rafa). Corría un viento frío y húmedo que nos estaba dejando tiesos y nos hizo despegar en cuanto dimos el último bocado, volviendo a ascender hasta encontrar la Fuente de Barraix, donde bebimos y confraternizamos con correcaminos de fuertes piernas. Superamos los terribles ataques de fieros doberman, que por suerte no saltaron la valla, sino nos los comemos. Saludamos a una pareja de buscadores (sin fortuna) de setas, armados con un navajón mas bien propio para el corte de caña de azúcar. Y huyendo de lo fácil rodeamos el monte para no ir por la carretera, hasta llegar a la explanada de la “cadena”. Ascendimos el fácil camino que por la derecha nos lleva hasta las imponentes peñas que dominan el contorno, con la Rodona y El Chocainet y el valle hasta el mar al frente, Rebalsadors a nuestra espalda y tantos picos y pueblos hollados por nuestra botas.
¡ Y ahí esta la foto, la prueba del grupo subido en el ala del pétreo avión que nos llevaría de vuelta ! Véase las variadas expresiones de los rostros: confiada alegría, claro desafío, preocupación contenida: debajo el vacío y al fondo, muy al fondo, tierra. No contábamos sin embargo, con un pequeño problema: el piloto de Air Serra, Pedro Picapiedra, estaba en huelga por considerar que una compañía low-cost, Pablo’s Mármol Fly, de próxima aparición, pondría en peligro sus 300.00. petroeuros de salario.
Así que, después de visitar el mirador y su fantástica panorámica, y de echar un vistazo a la ermita, ésta en buenas condiciones, volvimos a deshacer el camino, pero más deprisa, que nos esperaban en casa unos sabrosos condimentos, y una merecida siestecita.
PUENTE AEREO
ResponderEliminar¿ Ha quedado alguien en este país sin hacer puente ? O puentes, porque la semanita daba para tres; como andamos sobraos…Pues para chulos los de pasetapaset. Decidimos hacer un puente entre Serra y El Garbi. Aéreo, para que fuera más emocionante.
- Pero si somos senderistas…objetó alguno.
- Bueno, vale, haremos la ida a pie y la vuelta volando,
consensuamos.
Así que ocho componentes del grupo partimos del lugar acostumbrado y a la hora convenida (más o menos) dispuestos a una nueva y exclusiva aventura. Subir al Garbi no es la bomba, de acuerdo, pero bajar volando no lo ha conseguido nadie, al menos vivo, que se sepa.
Pasado el veraniego pueblo de Serra cogimos el camino forestal que nos llevaría, superando peligrosos socavones y charcas, hasta la Fuente Umbría, donde dejamos los coches. Deliciosas mandarinas al coleto, y a subir por un precioso camino entre verdes pinos, carrascas, brezo, aliga y romero.
El almuerzo fue singular: en una ermita abandonada, sentados en sillas de enea y después de recibir la bendición pascual (Rafa). Corría un viento frío y húmedo que nos estaba dejando tiesos y nos hizo despegar en cuanto dimos el último bocado, volviendo a ascender hasta encontrar la Fuente de Barraix, donde bebimos y confraternizamos con correcaminos de fuertes piernas. Superamos los terribles ataques de fieros doberman, que por suerte no saltaron la valla, sino nos los comemos. Saludamos a una pareja de buscadores (sin fortuna) de setas, armados con un navajón mas bien propio para el corte de caña de azúcar. Y huyendo de lo fácil rodeamos el monte para no ir por la carretera, hasta llegar a la explanada de la “cadena”. Ascendimos el fácil camino que por la derecha nos lleva hasta las imponentes peñas que dominan el contorno, con la Rodona y El Chocainet y el valle hasta el mar al frente, Rebalsadors a nuestra espalda y tantos picos y pueblos hollados por nuestra botas.
¡ Y ahí esta la foto, la prueba del grupo subido en el ala del pétreo avión que nos llevaría de vuelta ! Véase las variadas expresiones de los rostros: confiada alegría, claro desafío, preocupación contenida: debajo el vacío y al fondo, muy al fondo, tierra. No contábamos sin embargo, con un pequeño problema: el piloto de Air Serra, Pedro Picapiedra, estaba en huelga por considerar que una compañía low-cost, Pablo’s Mármol Fly, de próxima aparición, pondría en peligro sus 300.00. petroeuros de salario.
Así que, después de visitar el mirador y su fantástica panorámica, y de echar un vistazo a la ermita, ésta en buenas condiciones, volvimos a deshacer el camino, pero más deprisa, que nos esperaban en casa unos sabrosos condimentos, y una merecida siestecita.
¡ Portaos bien chic@s, y no os metáis en líos !