lunes, 10 de octubre de 2011

Excursión Nº 24 Quart de les valls - Los Aljibes

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Plano 1

Plano 2

• Provincia Valencia
• Comarca Campo de Morvedre
• Partido judicial Sagunto
• Altitud 29 msnm
• Distancias 34,8 km a Valencia

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2 comentarios:

  1. LES VALLS. GRATIFICANTE DESCUBRIMIENTO

    Sábado 8 Octubre, 2011. En algún lugar de Valencia, se reúnen siete miembros de Pasetapaset para una nueva aventura. Aunque no pueden venir, Antonia y M. Ángeles se acercan a darnos la bendición, con lagrimas en los ojos y envidia en el corazón (vaya ripio te ha salido, tío). Salimos prestos hacia Les Valls, para hacer una inspección ocular de sus famosos aljubs o aljibes. Aunque con la seguía que hay y al precio que se esta poniendo el agua, no descartamos traérnoslos para casa. La misma intención llevamos con el Molí de Vent.

    Aparcamos en una calle de Quart (de les Valls, por supuesto), y nos sale una señora que al oír el coche creía que era su hija. Intentamos liarla, diciéndole que ella no había podido venir pero que nosotros con gusto nos quedaríamos a comer con ella cuando termináramos el paseo, que fuera haciendo la paella y las ensaladas….No coló, han espabilado mucho en los pueblos. Iniciamos el camino por el Parc de La Font, bonito paraje con estanque. Al parecer, como el escaso calado no da para albergar un monstruo como Nessie, han propagado el rumor de que hay enormes siluros. No vimos ni un boquerón. Mirando el panel informativo nos percatamos de un grave problema. Son cinco los aljubs, más el Molí, seis.. Y nosotros siete. Ya me veía al volver a casa…
    - ¡ Hola cariño, ¿qué tal ?
    - Bien, vosotros ¿lo habéis pasado bien ?
    - Muy bien, pero no había higos, y las naranjas aún están verdes, así que traigo 5/7 de aljub y 1/7 de molino…
    - ¡ Qué razón tenía mi madre !

    TENIA QUE HABER OTRO ALJUB. Así evitaríamos las fracciones, que siempre dan quebrad(era)os de cabeza. ¿Acaso no son siete las maravillas del mundo ? ¿No son siete los pueblos de este valle, los días de la semana, las notas musicales, los pecados capitales? Hasta Newton añadió el añil para que fueran siete los colores del arco iris…¿y alguien ha visto alguna vez en algún sitio algo de color añil? LO ENCONTRARIAMOS, con la misma fe con que Schliemann encontró Troya.

    Empezamos por el barranco del Arquet, sorprendentemente húmedo, con tramos de vegetación abundante. Antes de abandonarlo nos paramos a almorzar, esta vez sin sacrificios : vinito, bocata, fruta, café, frutos secos, dátiles…tan apetitoso que se nos coló un invitado y se metió bajo la camiseta de Maruja, dándole un par de mordiscos (para mí que era macho el bicho); afortunadamente no pasó de la hinchazón correspondiente. Seguimos, ya por pendiente, hasta llegar a una especie de pequeño refugio que nos recordó los “cucos” de otras zonas, sorteamos las fieras acometidas de un peligroso perro guardián (ver fotos), y alcanzamos al fin el Aljub de Peric, de notable aspecto funerario, con hermosas vistas sobre el valle y el mar al fondo, en un día luminoso y claro como pocos. Fotos hubo, hubo risas, y prisa ninguna. Pero seguimos: la próxima estación una caseta de cazadores, y enseguida el Aljub de La Franca, así llamada no sabemos si por francesa o por sincera. Bajamos la montaña y el en cruce que nos llevaría al siguiente aljub decidimos desviarnos y cruzar la carretera para subir hasta el Molí de Vent, aunque más parece torre-vigía. Fuerte pendiente compensada con panorámica espléndida, el lugar tenía algo de mágico. Decidimos ofrecer sacrificio a los dioses Apis (una lata foie marca homónima) y Amón, en origen dios de los vientos (algunos resoplidos, y puede que algún inocente vientecillo).

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  2. Bajamos de nuevo, despreciando visitar un campo de manzanas cercano, hecho insólito, pero no porque estuviera el amo por allí, que va, es que “estaban verdes“. Volvimos nuestros pasos hasta el cruce anterior y al poco paramos a comer en un tranquilo paraje, entre pinos, algarrobos y alguna avispa puñetera. Menú almuerzo ampliado, ligero descanso, regadío de plantas (M) y árboles (H), y a por el próximo aljub, el de Caicó, con su agüita y todo, como los demás. Con los ojos bien abiertos, atentos a descubrir el oculto, llegamos al de Amoros, de origen árabe por su nombre y en bonito entorno.

    Todavía quedaba uno (de los conocidos), el de La Creu, algo apartado y más arriba del camino. Rafa, Lola y Pepa se conjuraron para quedarse echando una siestecilla (eso dijeron), mientras Maruja, Carmelo, Jorge y el menda subíamos a verlo, muy majete era. De propina subimos a ver una caseta no fuera a estar allí el oculto…pero nada. Bajamos sigilosamente a ver si pillábamos a los de la siesta en alguno de los pecados capitales; nada, allí estaban echados como bebés en la guardería después de comer…

    Tomamos el Camí de Codoval, hacia el pueblo, testeando la calidad de las mandarinas que por allí había, y algunas se colaron por su cuenta en las mochilas, pero pocas, nos dimos cuenta y las cerramos a cal y canto. Ya desesperados por encontrar “al oculto”, llegamos al pueblo. De pronto lo comprendimos todo: allí en una apartada calle estaba, camuflado como “Ca Miguel“, un aparente bar con terracita y frías y sabrosas birras. A nosotros no nos engañaba, era el séptimo aljub, el necesario. Mantuvimos su secreto, y bebimos en él todo lo que no habíamos bebido en los otros.
    Ya de vuelta en los coches nos paró la Benemérita: ¡chico que tipazos, que chulería!. Nada que ver con los de capa y tricornio de nuestra generación. Ni nos hicieron soplar ni nos registraron, que aburrimiento. Les recomendamos la ruta, sin revelarles el secreto, y nos fuimos a casa.

    ¡ Portaos bien y no os metáis en líos, chi@s !

    P.D.: Se agradecen los ánimos, me hacéis sonrojar cual virginal doncella.

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