Bien conocida es la pasión de nuestro grupo por la ciencia; recuérdese la gran contribución del año pasado para National Geographic con el descubrimiento de la última colonia europea de gorilas en Quatretonda. La semana pasada el mundo quedó conmocionado con el anuncio, por aparte de unos científicos, de unas mediciones, entre Ginebra (CERN) y unos laboratorios del Gran Sasso, en los Apeninos, de la velocidad de los neutrinos. ¡Superaban la velocidad de la luz! Ello suponía cuestionar la teoría de la relatividad de A. Einstein, ya que según ésta nada puede viajar a mayor velocidad (ni siquiera nuestra Aquilea en terreno llano lo ha conseguido). Para medirlo se valieron, entre otras de la tecnología GPS.
¡ Coño, con GPS ! Si nosotros tenemos el “parato” ….Como no nos gustaba la idea de que dejaran mal a Albert, que además no se puede defender, decidimos echarle una mano y demostrar que sigue teniendo razón. En vez de Ginebra y Gran Sasso, utilizaríamos Gatova y el Pico del Águila, que la crisis aprieta. Además del “parato” contábamos con nuestra Masa (éramos dieciséis, así que abultábamos bastante), mucha Energía, y velocidad Caminando. Nuestros conocimientos al respecto: E=MC2. Neutrinos no nos iban a faltar: se calcula que cada segundo nos atraviesan varios miles de millones (menos mal que son pequeñajos).
Nuestra expedición científica partió de la base de Gatova, donde resistimos heroicamente la tentación del mercadillo y el alimenticio aroma del horno, y encaminamos nuestros pasos por la Ruta de los Molinos. Tras un trecho pisando asfalto, comentando animadamente las magníficas noticias político-económicas que nos había deparada la semana, a la par que atentos a los higos y otros frutos sin dueño conocido, dejamos de lado la Fuente Tormo y llegamos al Molino de la Ceja, con un bonito mirador que le da nombre. Ni que decir tiene que la cotorreamos a fondo y nos subimos encima, fieles a nuestras costumbres.
El almuerzo fue frugal, en esta ocasión por imperativo científico. Teníamos que ingerir solo las calorías necesarias para compensar las quemadas en la expedición, y ni una más, ya que a la vuelta habríamos de medir nuestra masa con instrumentos de precisión (básculas de baño de última generación) y mismas condiciones (en bolas) que lo habíamos hecho antes de partir. Ni vino, ni café, ni pastas. ¡Todo sea por la ciencia!.
Por un precioso sendero, entre bancales y pinadas, aspirando los aromas campestres, llegamos al Molino de Iranzo, 815 metros de altitud y preciosas vistas a la Calderona y Espadán. Divisamos ya claramente el Pico del Águila, con su caseta de guarda forestal. Nos lanzamos confiados a su conquista, dispuestos a cumplir la importante misión, ofreciendo nuestras queridas y aguerridas masas a la inmisericorde y múltiple penetración de los neutrinos. ¡ Todo sea por Albert ! Alcanzado nuestro objetivo sin bajas (ni altas), nos tomamos un respiro admirando la espléndida panorámica desde el mirador primero y luego desde la cima. Lástima que la visibilidad no era muy buena, pues el guarda asegura que en días claros se puede ver Columbretes y hasta Ibiza ( bueno, adivinar). Nuestros magníficos reporter@s gráficos dejaron constancia de todo ello.
Hicimos las mediciones pertinentes con los GPS (llevábamos dos, para mas seguridad ) e iniciamos la vuelta por fuerte pendiente, para imprimir mayor velocidad a los neutrinos. Camino del bonito pueblo aún pudimos ejercer nuestro más querido altruismo, aliviando algunos almendros de su pesada carga, costumbre atávica de nuestro pasado recolector africano. Como colofón hubo consejo de administración del negocio textil que nos llevamos entre manos (camisetas).
Conclusión científica: hechas la exhaustivas y precisas medidas de Masa, Energía y Velocidad con los sofisticados “paratos” y básculas, en mismas condiciones de partida y llegada (rigurosas bolas), sin vino ni café ni pastas que pudieran alterar los resultados, pero más “perforaos” de neutrinos que un San Sebastian de flechas, no se pudo apreciar aumento ni disminución de nada, por lo que queda demostrado que todo sigue igual. ¡ Viva Einstein!
P.D. Nos llegan noticias que el premio Nobel Sheldon L. Glasgow y el reputado físico Andrew G. Cohen, han llegado a las mismas conclusiones que nosotros (más o menos), aunque con algo más de aparato matemático. Si nos lo piden les haremos un hueco en pasetapaset, siempre que reconozcan que nosotros lo demostramos primero.
Espero que no pierdas esa mente tan privilegiada que nos deleitas con esas narrativas tan apasionantes. Cada semana estamos esperando leer esos trocitos de vida que nos cuentas.
Yo también estoy esperando cada semana tus comentarios.Es un lujo tener un comentarista tan brillante como tu y es de agracecer el tiempo que dedicas a esta actividad.Gracias por tu colaboración . Saludos Maruja
EINSTEIN Y PASETAPASET EN EL PICO DEL AGUILA
ResponderEliminarBien conocida es la pasión de nuestro grupo por la ciencia; recuérdese la gran contribución del año pasado para National Geographic con el descubrimiento de la última colonia europea de gorilas en Quatretonda.
La semana pasada el mundo quedó conmocionado con el anuncio, por aparte de unos científicos, de unas mediciones, entre Ginebra (CERN) y unos laboratorios del Gran Sasso, en los Apeninos, de la velocidad de los neutrinos. ¡Superaban la velocidad de la luz! Ello suponía cuestionar la teoría de la relatividad de A. Einstein, ya que según ésta nada puede viajar a mayor velocidad (ni siquiera nuestra Aquilea en terreno llano lo ha conseguido). Para medirlo se valieron, entre otras de la tecnología GPS.
¡ Coño, con GPS ! Si nosotros tenemos el “parato” ….Como no nos gustaba la idea de que dejaran mal a Albert, que además no se puede defender, decidimos echarle una mano y demostrar que sigue teniendo razón. En vez de Ginebra y Gran Sasso, utilizaríamos Gatova y el Pico del Águila, que la crisis aprieta. Además del “parato” contábamos con nuestra Masa (éramos dieciséis, así que abultábamos bastante), mucha Energía, y velocidad Caminando. Nuestros conocimientos al respecto: E=MC2. Neutrinos no nos iban a faltar: se calcula que cada segundo nos atraviesan varios miles de millones (menos mal que son pequeñajos).
Nuestra expedición científica partió de la base de Gatova, donde resistimos heroicamente la tentación del mercadillo y el alimenticio aroma del horno, y encaminamos nuestros pasos por la Ruta de los Molinos. Tras un trecho pisando asfalto, comentando animadamente las magníficas noticias político-económicas que nos había deparada la semana, a la par que atentos a los higos y otros frutos sin dueño conocido, dejamos de lado la Fuente Tormo y llegamos al Molino de la Ceja, con un bonito mirador que le da nombre. Ni que decir tiene que la cotorreamos a fondo y nos subimos encima, fieles a nuestras costumbres.
El almuerzo fue frugal, en esta ocasión por imperativo científico. Teníamos que ingerir solo las calorías necesarias para compensar las quemadas en la expedición, y ni una más, ya que a la vuelta habríamos de medir nuestra masa con instrumentos de precisión (básculas de baño de última generación) y mismas condiciones (en bolas) que lo habíamos hecho antes de partir. Ni vino, ni café, ni pastas. ¡Todo sea por la ciencia!.
ResponderEliminarPor un precioso sendero, entre bancales y pinadas, aspirando los aromas campestres, llegamos al Molino de Iranzo, 815 metros de altitud y preciosas vistas a la Calderona y Espadán. Divisamos ya claramente el Pico del Águila, con su caseta de guarda forestal. Nos lanzamos confiados a su conquista, dispuestos a cumplir la importante misión, ofreciendo nuestras queridas y aguerridas masas a la inmisericorde y múltiple penetración de los neutrinos. ¡ Todo sea por Albert !
Alcanzado nuestro objetivo sin bajas (ni altas), nos tomamos un respiro admirando la espléndida panorámica desde el mirador primero y luego desde la cima. Lástima que la visibilidad no era muy buena, pues el guarda asegura que en días claros se puede ver Columbretes y hasta Ibiza ( bueno, adivinar). Nuestros magníficos reporter@s gráficos dejaron constancia de todo ello.
Hicimos las mediciones pertinentes con los GPS (llevábamos dos, para mas seguridad ) e iniciamos la vuelta por fuerte pendiente, para imprimir mayor velocidad a los neutrinos. Camino del bonito pueblo aún pudimos ejercer nuestro más querido altruismo, aliviando algunos almendros de su pesada carga, costumbre atávica de nuestro pasado recolector africano. Como colofón hubo consejo de administración del negocio textil que nos llevamos entre manos (camisetas).
Conclusión científica: hechas la exhaustivas y precisas medidas de Masa, Energía y Velocidad con los sofisticados “paratos” y básculas, en mismas condiciones de partida y llegada (rigurosas bolas), sin vino ni café ni pastas que pudieran alterar los resultados, pero más “perforaos” de neutrinos que un San Sebastian de flechas, no se pudo apreciar aumento ni disminución de nada, por lo que queda demostrado que todo sigue igual. ¡ Viva Einstein!
P.D. Nos llegan noticias que el premio Nobel Sheldon L. Glasgow y el reputado físico Andrew G. Cohen, han llegado a las mismas conclusiones que nosotros (más o menos), aunque con algo más de aparato matemático. Si nos lo piden les haremos un hueco en pasetapaset, siempre que reconozcan que nosotros lo demostramos primero.
¡ Portaos bien y no os metáis en líos chic@s !
Hola Luigi
ResponderEliminarEspero que no pierdas esa mente tan privilegiada que nos deleitas con esas narrativas tan apasionantes. Cada semana estamos esperando leer esos trocitos de vida que nos cuentas.
Un saludo bien fuerte.
Manuel
Yo también estoy esperando cada semana tus comentarios.Es un lujo tener un comentarista tan brillante como tu y es de agracecer el tiempo que dedicas a esta actividad.Gracias por tu colaboración .
ResponderEliminarSaludos
Maruja