lunes, 18 de junio de 2012

Excursión Nº 17 Ruta playera 16-06-2012


 Portada

 Plano 1

Playa de la Malvarrosa

•Longitud 1.800 m
•Ancho medio 60 m
•Grado ocupación Alto
•Grado urbanización Playa urbana
•Paseo marítimo Sí
•Características específicas
•Composición Arena
•Tipo arena Fina y dorada
•Condiciones baño Aguas tranquilas
•Accesibilidad
•Tipo de acceso pie/coche/tranvía/autobús
•Señalización de acceso Sí

Plano 1

 Foto2

 Foto3


2 comentarios:

  1. ¡ THALASSA, THALASSA !

    ¡ El mar, el mar ! Gritaban enardecidos los diez mil griegos al divisar por fin el ansiado mar que los llevaría a casa, tras recorrer miles de kilómetros a pie por tierras de Persia, muerto Ciro y fracasada su expedición de apoyo a éste. Nos lo cuenta Jenofonte en su Anábasis o Expedición de los Diez Mil, hace 2500 años.

    Así los de Pasetapaset, tras recorrer la maravillosa piel de nuestra comunidad de Norte a Sur, de Este a Oeste, por cumbres y valles, por ríos y riberas, grutas y fuentes, ansiábamos llegar al Mare nostrum, sentir sus todavía frescas aguas, su brisa en nuestros curtidos rostros (que no caras duras), y emprender nuestro particular viaje a Ítaca, surcando el mar no en las cóncavas, negras naves homéricas, sino en blanco y luminoso catamarán de doble quilla.

    Iniciamos nuestra aventura saludados por gráciles delfines que, echo insólito, prometieron esperar nuestro regreso en el mismo lugar, gentileza que les agradecimos mucho. Reunidos los nueve aventureros, ligeros de equipaje como la ocasión requería, comenzamos la marcha hacia el norte, pues queríamos llegar hasta el santuario-oráculo Del Peixets, donde ofreceríamos las debidas ofrendas y consultaríamos sobre el futuro, que presenta aspectos más negros que la tinta del calamar. Besaban nuestros pies las dulces olas..¡ Hay si lo hubieran hecho tras una de esas rutas duras y calurosas, cuando sudorosos y perfumados estaban ! Probablemente hubieran muerto intoxicadas. Pero ahora, frescos y ligeros recorrían alegres la fina arena, y pronto atravesamos la frontera de la Malvarrosa y nos adentramos en la chufera playa de la Patacona.

    Proseguimos hasta divisar un conjunto de palmeras que semejan el Oasis de Siwa, donde el oráculo de Amón-Zeus confirmó a Alejandro su condición divina y de Faraón de los Dos Reinos, el Alto y el Bajo Egipto. Nos adentramos en él, pero el oráculo estaba ausente, en Polonia viendo a La Roja probablemente, de modo que devoramos con nuestras lindas boquitas las viandas en fraternal compañía. Igual hemos salido ganando no sabiendo la que nos espera.

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  2. Emprendimos el regreso, con cierta premura pues nos esperaba la nave de doble quilla, y no podía partir sin nosotros. Bueno, poder podía, pero nosotros no queríamos. Por el camino nos tentaron sirenas y Apolos varios, leones marinos y alguna marsopa nos acecharon, pero superamos todas las pruebas sin más bajas que dos féminas obligadas a partir por sus ensayos corales. Hasta hubo quién, sobrada como Bahamontes en el Tour, tuvo tiempo de comerse un helado por el camino. Alcanzamos al fin la nave, no sin peligro de nuestras vidas, pues tuvimos que atravesar las pistas de la F1, y aunque faltaba una semana, con esos locos nunca se sabe.

    Nuestro proverbial ingenio y astucia nos permitió sacar precio de grupo(mínimo 20) aunque no llegábamos a la mitad, y abordamos el flotante artefacto, dispuestos a afrontar la aventura en ignotos mares. Alegaba alguna, de tierra adentro, que no sabía nadar..¡ Nunca han sabido los marinos nadar, sino para qué querrían los barcos..! En la proa, como el mismísimo Di Caprio en Titanic, y con la benevolencia de Poseidón, disfrutamos como enanos del mar y de la brisa, del sol y el horizonte, viendo a lo lejos las costas por donde habíamos caminado poco antes, y surcando las turquesas aguas, a toda vela, sin cañones, viento en popa, más contentos que Espronceda en su bajel pirata. Bien lo muestra las magníficas fotos de nuestra documentalista.

    Regresamos a puerto en contra de nuestra voluntad, que hubiéramos seguido hasta la Atlántida, pero al parecer al capitán se le había olvidado algo. Cuando llegamos lo comprendimos..¡ coño, las paellas ! Hicimos el camino inverso hasta los delfines; algo mosqueados estaban de esperar, y más cuado se enteraron de nuestra peripecia marinera, con lo que les gusta a ellos seguir a los barcos.

    Nuestro futuro quedó sin aclarar, pero pasamos una mañana deliciosa, y ya estamos preparando una paella de despedida en los dominios de Rafa. ¡ O se creía el capitán que sólo iban a comer paella él y sus compinches ! Apuntaros Chic@s, no dejéis para mañana lo que podáis hacer hoy.

    ¡ Portaos bien y no os metáis en líos. !

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