domingo, 1 de julio de 2012

Comida de fin de Temporada 30-06-2012

Se hizo una comida en la caseta de Rafa para clausurar las excursiones hasta Septiembre 2012.
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2 comentarios:

  1. DE LAGRIMAS Y RISAS

    Según Herodoto, Jerjes lloró al ver su inabarcable ejército, pensando que después de cien años de todos ellos ninguno quedaría vivo. ¿ Quién de nosotros no lloraría al ver arder decenas de miles de hectáreas de monte, esos bosques mediterráneos, esos bellísimos senderos que hemos recorrido a lo largo de nuestra comunidad ? Muchos menos de cien años harán falta, si seguimos así, para ver convertida nuestra tierra en un tristísimo erial.

    Pero la vida sigue inexorable, y el sábado cerrábamos la temporada de senderismo con la tradicional paella en el huerto de Rafa. ¡¡ Carpe Diem!!. Y bien que lo aprovechamos. A las diez y media estábamos en el punto de encuentro para hacer las pequeñas compras que nos faltaban y partir a nuestra especial jornada. ¡ Que dura jornada, vive Dios ! Rodeados de verdes, aliviados naranjos, con la cálida hospitalidad del anfitrión, mientras nos acariciaba una fresca brisa, libramos encarnizadas batallas de dominó chino, que es como el de toda la vida pero con fichas más grandes, inestables y de pueriles colorines en los “bujeros”. Para aliviar el esfuerzo, descomunal, nos solazamos con aperitivos varios y bebidas ligeras. Ligeras por lo alcohólicas, que ya se sabe que el alcohol se evapora con el calor.

    Mientras la hacendosa Diana limpiaba con esmero la superficie del estanque de las cenizas ara que pudiéramos ver los pececillos, dejamos a remojar un buen ejemplar de melón, de los de comer. Así, sufriendo lo indecible, llegó la hora del chapuzón, inaugurado por las sirenas de costumbre. El agua fresquita (bueno, fría ¡que coño!), pero en cuanto se te han helado los menudillos, ya divina.

    Un pequeño grupo expedicionario partió a por la paella, elaborada por un afamado cocinero, quien realmente se esmeró en su labor, sin duda advertido de las graves consecuencias que podría acarrearle el no acertar el punto al arroz. Honor hicimos a su buena mano, pues apenas quedó algún que otro hueso para el fiero Trusky, precioso ejemplar cruce de perro y perra (o al revés, no estoy seguro), quien los saboreó con gran deleite.

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  2. Ensaladas de la huerta, exquisito jamón del mono, exótico maíz americano en salmuera, que en algunos sitios llaman “tramusos”, finas y doradas lonchas fritas de un tubérculo también originario de América, frutos de milenarios árboles mediterráneos, como un balón de rugby pero más pequeños y jugosos, que los ingleses llaman “olive” y los alemanes “oliven”…sofisticadas viandas regadas con vino blanco alemán de sutil aroma a orín de caballo (muy apreciado por la peña), birras, tinto de verano… por haber hubo hasta agua. El melón, rescatado de la balsa, cayó fulminado en un santiamén. Café, exquisito helado de yogur, pastelitos de Bilbao y Quesada pasiega, cava a 6,5 ª y un Cohíba para el que quiso (menos mal que no fuma nadie) cerraron el pantagruélico banquete. Todo sea por la línea.

    Larga sobremesa, alegría y risas. De pronto asomó entre los naranjos un par de centelleantes ojos, dos orejas, cuatro patas y rabo. ¿ Un León de Tasmania ? Un canis vulgaris, furtiva fiera al que se la tiene jurada el patricio de estos lares, y allá se fue a por ella, armado de una carabina de fabricación alemana, casi un “Mauser, pero no la alcanzó, se libro por pelos. Ya puestos, ejercitamos el tiro al blanco. Diana fue de las mejores, era previsible. Tan entretenidos y a gusto estábamos que se nos olvidó subir a rendir pleitesía a la Dama de los Melones, nuestra patrona.

    Nos despedimos, pero no por mucho tiempo. Venen temps de figues, i ¿ a qui no li agraden les figues ? Tornarem a tastarles.

    ¡ Portaos bien y nos os metáis en líos, chic@s !

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