¡ Que sea cerca y de medio día ! Así clamaba el pueblo soberano sus preferencias para este sábado…y así fue, con un esplendoroso día por añadidura. Solo ocho kilómetros, sin gran dificultad, pero recorriendo los parajes mejor conservados de Cheste. Y resultó una ruta sencilla pero muy agradable.
Partimos del albergue, al que llegamos sin dificultad pese al vano intento de “marearnos” de unas bienintencionadas y muy habladoras paseantes, y siguiendo el sendero llegamos al desvío que marca “Zona de escalada“. Allí dudando estuvimos, como el mismísimo Hamlet, si almorzar o escalar la vertical pared. No por falta de facultades, ¡sobraos vamos !, sino por deferencia a unos jovencitos que a punto estaban de iniciarla, decidimos dejarles la escalada a ellos. Bueno, también es cierto que se nos habían olvidado en casa la técnica, el material necesario y….el valor. Y como era pronto tampoco almorzamos.
Regresamos al cruce y seguimos el camino hacia la cumbre, disfrutando del sol y el paisaje, y una vez arriba….¡almuerzo! Como en la caseta de los forestales había unos ciclistas, y somos mas tímidos que la leche de burra en una vaquería, nos quedamos a la sombra de unos pinos, Disfrutando de los manjares y el café estábamos cuando, gracias nuestros sofisticados equipos vía satélite, recibimos la llamada de nuestras compas Carmen y Maruja, en comisión de servicio en las Baleares, sufriendo el acoso atento pero inmisericorde de los audaces muchachos del IMS. Nos alegramos mucho de su llamada, y les deseamos la mejor suerte en su arriesgada aventura.
Tras una breve parada en al casa de los forestales (a la que “dotoreamos” a fondo), admirando el amplio panorama de la Hoya (que no la Olla) de Buñol, iniciamos la bajada hacia el punto de partida. Por el camino nos sorprendió Rafa con una pequeña cosecha de exquisito moscatel, que impaciente aguardaba en la viña esperando que éste pasara a liberarlo
Llegados a los coches, y como el moscatel estaba de vicio, bajo la experta dirección del avezado agricultor a quien ningún cultivo se le oculta, se consumó una amplia operación de liberación de racimos opresiva e injustamente retenidos a la fuerza en las viñas, resultando un verdadero éxito la “espigolá”,(porque a decir verdad el campo ya había sido vendimiado). Mención especial merecen Ximo(había que ver como quedó la camiseta que utilizó de capazo), Mª Ángeles ( cerca de una tonelada, sin exagerar), y Feli (apurando hasta el final, como siempre). Todo ello bien documentado por Xesco, con su móvil. ¡ Ay Maru, nadie había traído cámara!
luis botet
ResponderEliminar¡ Que sea cerca y de medio día ! Así clamaba el pueblo soberano sus preferencias para este sábado…y así fue, con un esplendoroso día por añadidura. Solo ocho kilómetros, sin gran dificultad, pero recorriendo los parajes mejor conservados de Cheste. Y resultó una ruta sencilla pero muy agradable.
Partimos del albergue, al que llegamos sin dificultad pese al vano intento de “marearnos” de unas bienintencionadas y muy habladoras paseantes, y siguiendo el sendero llegamos al desvío que marca “Zona de escalada“. Allí dudando estuvimos, como el mismísimo Hamlet, si almorzar o escalar la vertical pared. No por falta de facultades, ¡sobraos vamos !, sino por deferencia a unos jovencitos que a punto estaban de iniciarla, decidimos dejarles la escalada a ellos. Bueno, también es cierto que se nos habían olvidado en casa la técnica, el material necesario y….el valor. Y como era pronto tampoco almorzamos.
Regresamos al cruce y seguimos el camino hacia la cumbre, disfrutando del sol y el paisaje, y una vez arriba….¡almuerzo! Como en la caseta de los forestales había unos ciclistas, y somos mas tímidos que la leche de burra en una vaquería, nos quedamos a la sombra de unos pinos, Disfrutando de los manjares y el café estábamos cuando, gracias nuestros sofisticados equipos vía satélite, recibimos la llamada de nuestras compas Carmen y Maruja, en comisión de servicio en las Baleares, sufriendo el acoso atento pero inmisericorde de los audaces muchachos del IMS. Nos alegramos mucho de su llamada, y les deseamos la mejor suerte en su arriesgada aventura.
Tras una breve parada en al casa de los forestales (a la que “dotoreamos” a fondo), admirando el amplio panorama de la Hoya (que no la Olla) de Buñol, iniciamos la bajada hacia el punto de partida. Por el camino nos sorprendió Rafa con una pequeña cosecha de exquisito moscatel, que impaciente aguardaba en la viña esperando que éste pasara a liberarlo
Llegados a los coches, y como el moscatel estaba de vicio, bajo la experta dirección del avezado agricultor a quien ningún cultivo se le oculta, se consumó una amplia operación de liberación de racimos opresiva e injustamente retenidos a la fuerza en las viñas, resultando un verdadero éxito la “espigolá”,(porque a decir verdad el campo ya había sido vendimiado). Mención especial merecen Ximo(había que ver como quedó la camiseta que utilizó de capazo), Mª Ángeles ( cerca de una tonelada, sin exagerar), y Feli (apurando hasta el final, como siempre). Todo ello bien documentado por Xesco, con su móvil. ¡ Ay Maru, nadie había traído cámara!
¡ Portaos bien y no os metáis en líos!